La fidelidad, la dignidad, la honestidad y el amor a los demás siempre serán un valor seguro para las personas capaces de dar ejemplo de ellas. Estas virtudes forman el verdadero valor de la persona y de la sociedad. Apartarse de ellas no es bueno para uno mismo ni para los demás. Hay que vivir para servir no para pedir. Vivimos en una sociedad en que todo el mundo pide, todo el mundo molesta sin venir a cuento, sin merecerlo, sin habérselo trabajado. Con una estupidez que raya lo increíble y una ignorancia en los temas de la vida real que no se comprende. La sociedad se ha dejado apoderar de una clase política vacua que sólo mira su ombligo para permanecer en su agujero. España va mal, peor que mal. Los salarios reales están tres veces por debajo de la dignidad humana y nadie protesta, salvo los recién llegados. Al español de verdad tan sólo le queda la mirada impávida hacia el horizonte o pegar un golpe en la mesa para poder seguir viviendo con dignidad. Mientras la salud mental de los españoles sigue empeorando por los niveles de cortisol de la población que piensa y lee.
Una de las ninistras de la chupipandi de la que depende la educación demostró esta semana que no sabe restar en una de sus declaraciones de precampaña. Lo que nos hace muchas veces cuestionarnos si todos los que dicen sandeces son de izquierdas, políticas o no, o se las escriben. Quizás es que realmente son así. Un tipo anodino como Pedro Aragonés le ha dado una lección al prescidente. Los socios de coalición se le habían puesto chulos y sin pensarlo dos veces decidió fulminar al vicepresidente y no pasó nada, ni pasará. No van a perder sus sueldos ni sus puestos en la coalición. A marrano que se ahoga marrano repuesto pero la charca no se toca.
Construir un orden humano de acuerdo a un ideal elaborado a espaldas de la naturaleza humana ha llevado a cometer los crímenes más espantosos. Pretender imponer a la naturaleza humana un orden perfecto e ideal se lleva por delante no sólo la libertad, sino la vida de millones de personas como pasó con los totalitarismos de uno y otro signo en la Europa el siglo pasado. Estamos asistiendo a un plan coordinado en el mundo para cerrar granjas y explotaciones agrarias, además de demoler presas hidráulicas, dando la sensación de que esto forma parte de un plan para controlar el agua, que ya cotiza en bolsa, y la comida para controlarnos y esclavizarnos más. Lo de celebrar que en España se dinamiten los embalses y horas después te digan que cada vez hay menos agua embalsada es un cachondeo. Después de acabar con la industria pesada, atacar a las energéticas, destrozar la agricultura y la ganadería, hundir el sector lácteo, ahora toca la pesca de arrastre que queda prohibida en Europa llevando a la ruina parte del sector sin que nadie lo defienda.
Desde que prescidente llegó al poder en 2018 la bolsa ha bajado un 25 por ciento, el PIB se ha estancado y los impuestos habrán subido en 50.000 millones anuales. El paro sigue siendo de los mayores de los países avanzados, la tasa de pobreza no para de aumentar y la deuda ronda el 17 por ciento de incremento. El prescidente ha dicho públicamente que el dinero no tiene que estar en el bolsillo de los ciudadanos, tiene que estar en el suyo que el ya lo irá repartiendo como en las tiranías caribeñas de toda la vida. Es terrorífico. Nos están robando todo hasta los sueños. Por otro lado, los USA y su progresía nos están precipitándose a un agujero que arrastrará a Europa. En su deseo de mantenerse en la cúspide del mundo están jaloneando una guerra en Europa en la que su lucha con China nos ha metido en el cuadrilátero. Aquí estamos rezumando un odio de unos contra otros en lugar de unirnos para lo que nos viene encima. Ni siquiera Zelenski aplaudido por el parlamento español se ha dirigido a nosotros con respeto. Solo vino a pedir dinero y tuvo el atrevimiento de señalar a algunas empresas españolas.
La libertad es algo frágil y delicado, cuesta conseguirla y cuando se consigue cuesta mantenerla. El deseo de libertad vive en todos los seres humanos pero no equivale a la ausencia de normas y orden. Entre sus atributos está algo tan sencillo como la educación y la cortesía. En una época marcada por la abundancia de información y de opinión, sabemos el asfixiante poder que puede ejercerse sobre la conciencia individual hasta amordazarla. Algunos hablan ya de un poder o una inquisición laica a favor de unos intereses no siempre claros pero al final económicos que se situaría por encima de conciencias, libertades e incluso los Estados, e impone a través de los medios de difusión y comunicación lo que está bien o está mal; sin dejar lugar a una reflexión desde otros puntos de vista. Otra noticia chulísima es que el prescidente exhumará el Valle de los Caídos con dos informes avisándole que no podrá identificar los restos que probablemente acabarán en un vertedero al uso, como paso a la demolición de la cruz. George Orwell afirmaba que "hasta que no tengan conciencia de su fuerza, no se rebelarán, y hasta después de haberse revelado no serán conscientes, ese es el problema". Nos queda todavía un largo camino para que nos gobierne la ética cristiana, el esfuerzo, la honestidad, la humildad, el equilibrio y no un panda de indecentes.
Parece que según los datos el 46 por ciento de los condenados por agresión sexual en España tiene nacionalidad extranjera y el resto no comen jamón probablemente. Los africanos cometen el 20 por ciento de las violaciones en nuestro país a pesar de que demográficamente son el 2,4 por ciento de la población. Aunque sean sus costumbres la nuestra debería ser que se aplicara el reglamento escrito y el no escrito para muchos de sus delitos. Queda demostrado como tantas otras cosas que el ministerio que no sirve para nada sigue fundiéndose el dinero. Aunque la ninistra afirme que la enmienda que propone el gobierno para garantizar el desalojo de los okupas en un plazo de 48 es para un problema inventado por la derecha. Hemos pasado en estos años de no tener dinero para comprar una casa a no tener dinero para alquilarla.
Con Putín amenazando con una guerra nuclear habría que empezar a decir no al universo Disney inventado, al de la irreverencia, al de los lazos, al de intransigencia, al de que los demás son ignorantes, al de la desinformación, al de la tolerancia porque es moda, al amarillismo, al que consiente lo que no lleva a ninguna parte salvo al desastre. Putín citó a España en su discurso afirmando que las élites norteamericanas están debilitando a sus socios destruyendo los estados nacionales y las identidades de Francia, Italia, España, países con historias milenarias. Aquí no reaccionamos ni a la indecencia que nos rodea.
No hay que dejarse amedrentar por esta forma de chantaje emocional de minorías, las más de las veces ignorantes y dirigidas, que tratan de impedirnos decir lo que queremos decir y actuar naturalmente conforme a lo que somos y al sentido común, el más común de los sentidos de los seres humanos para que la tontería no siga avanzando y destruyendo la sociedad a pasos agigantados.