Incidentes en entre la afición herculana y los jugadores del Atlético B.

Incidentes en entre la afición herculana y los jugadores del Atlético B. RFEF

Hércules CF

El Rico Pérez se expone a multa y cierre parcial por lanzamiento de objetos e insultos racistas al Atlético B

Pablo Verdú
Alicante
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Actualizada

La derrota del Hércules ante el filial del Atlético de Madrid (1-2), que puso fin a más de diez meses de imbatibilidad del equipo alicantino como local, no fue lo peor de la jornada para el club blanquiazul. Los incidentes registrados tras el segundo gol visitante, provocados por varios seguidores herculanos y registrados en el acta, exponen al club alicantino a una fuerte sanción económica y al posible cierre de una parte del estadio.

Además del lanzamiento de objetos, los insultos racistas a Janneh, jugador del filial, y el amago de invasión de campo por parte de un seguidor dejan a la entidad, tal y como se puede apreciar en las imágenes, en una situación comprometida, por mucho que el Hércules, a través de un comunicado, condenara los hechos.

El ruido mediático de estos incidentes se ha visto amplificado por tratarse del filial del Atlético de Madrid, club sensibilizado por haberse decretado el cierre de parte de su estadio por unos hechos similares tras el derbi ante el Madrid.

También ha coincidido con los insultos racistas que sufrieron varios jugadores del Barcelona en el clásico y por los que exige para el Real Madrid por parte de diferentes agentes del mundo del fútbol una sanción igual a la que ya han sufrido otros equipos.

Los incidentes se produjeron a cuatro minutos del final del partido y tuvieron como desencadenante la celebración de los jugadores del Atlético B del segundo gol junto a la grada de animación, lo que para algunos aficionados supuso una provocación.

El colegiado Martínez Montalbán, del Comité Murciano, detuvo durante tres minutos el partido como consecuencia del lanzamiento de "mecheros y bolas de papel", según refleja el acta, por parte de un reducido grupo de seguidores a los jugadores del conjunto rival.

El colegiado activó el protocolo habitual en estos casos, con advertencia a los seguidores desde la megafonía del estadio, y señaló en el acta posteriormente cómo uno de esos objetos lanzados por el público impactó "en la cabeza de un jugador".

El árbitro también refleja en su escrito que durante los incidentes un espectador saltó la valla perimetral que separa el terreno de juego de la grada "sin llegar a entrar en el terreno de juego ni tocar a ningún jugador".

Reincidente y comunicado

El Hércules ya fue sancionado esta misma temporada con una multa de 600 euros por el lanzamiento al terreno de juego de un tornillo en el encuentro de la tercera jornada disputado ante el Intercity. También ante el Murcia, el colegiado tuvo que parar el partido cuando un aficionado tocó a un jugador rival cuando se disponía a realizar un saque de banda, incidente que reflejó en el acta.

Al ser reincidente, el Hércules se expone a una nueva multa o, incluso, al cierre de un sector del fondo norte o de la grada de animación del estadio Rico Pérez.

Como no podía ser de otra forma, el club, a través de un comunicado en sus redes sociales, rechazó los incidentes y aseguró que colaborará con el coordinador de seguridad de la Policía Nacional para identificar a los aficionados implicados.

"El Hércules de Alicante quiere expresar su más absoluto rechazo. Estos actos reprobables de unos individuos no pueden manchar la imagen de nuestra afición que ha demostrado siempre, tanto en nuestro estadio como en los desplazamientos, una actitud y un comportamiento ejemplar", afirma el comunicado.

El club añade que se ha puesto "a disposición" del coordinador de seguridad de la Policía Nacional para "proceder a la identificación" de los aficionados implicados en los incidentes y "ejercer sobre ellos lo establecido en la Ley y Reglamento contra la Violencia en el Deporte, así como el Reglamento de Régimen Interno del club", añade la nota.

El juez único del Comité de Competición determinará este miércoles el grado de gravedad de los incidentes, entre leve y grave, lo que conlleva una sanción de 600 o 6.000 euros, respectivamente.

Los insultos racistas no están recogidos en el acta, pero la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), muy sensibilizada con este tipo de actitudes, puede denunciar los hechos a la Comisión Antiviolencia, lo que sí implicaría una sanción mucho más contundente.